lunes, 19 de agosto de 2013

Sentí que el mundo se acababa.
Mi mundo volvía a emerger de la oscuridad
Las paredes se tornaban rojas, las rejas invadían las ventanas y un extraño liquido acuoso brotaba de mis ojos después de tanto tiempo en el que los químicos no me lo habían permitido.

Observé mi reflejo en el espejo oscuro y me negué a volver a ser esa que no quería ser feliz,
Calmé mi respiración, lavé el rimmel de mis ojos y volví a guardar esas tijeras amenazantes y ociosas por acabar con mi pelo. 

Sonreí a mi yo sonriente, esa que no quería no ser ella misma. Por que el color rosa de su pelo es gracias a la luz, a la luz que por su culpa estoy alegremente acostumbrada.